Agosto a 40 grados a la sombra

José Poyatos
Con la llegada de agosto resurge una estampa típica de todos los veranos. Las calles de Jaén se quedan desiertas y muchos establecimientos cierran. Sin embargo, existe un núcleo de población que, por obligación o por voluntad propia, decide quedarse y que agudiza la imaginación para sacar partido.


Cuando llega el mes de agosto las playas de Málaga, Granada y Almería se llenan de jiennenses ávidos de conseguir un descanso a la cotidianidad de su vida diaria y, así, desconectar del trabajo y de la rutina. Sin embargo, los hay que, por motivos profesionales o porque simplemente no pueden, se quedan en Jaén a pasar el verano, a 40 grados a la sombra.

Lejos de lo que pueda parecer, los hay que sacan partido a su estancia en la capital y que saben reconocer las ventajas de quedarse. El beneficio por excelencia es, sin duda, el tráfico. Circular por las angostas calles de la capital se hace mucho más llevadero al reducirse, de manera considerable, el parque móvil en la ciudad. Un aspecto de agradecer si se tiene en cuenta los cortes de tráfico que, a fecha de hoy, están activos a causa de las múltiples obras. Además, la tarea tan complicada de aparcar, una misión prácticamente imposible durante el resto del año, se convierte en un placer cuando las plazas de estacionamiento quedan libres por doquier.

Sin embargo, esta no es la única ventaja de quedarse en la capital del Santo Reino. Los vecinos encuestados resaltan que no tienen que esperar colas para ser atendidos en tiendas ni en los mercados, el tiempo de respuesta de los camareros en las terrazas es mucho menor y las tres piscinas públicas, por ejemplo, no están tan atestadas de usuarios. Algunos empresarios también ven el lado positivo de soportar el mes de máximo calor en la capital. Hay bares que aprovechan, precisamente, que cierran muchos de sus compañeros del sector, para permanecer abiertos y, así, mantener sus ventas. A este hecho, hay que sumar que es una de las fechas más tranquilas para poder visitar los diferentes espacios culturales y patrimoniales, no sólo de la capital, sino de la provincia jiennense.

Para aquellos que tienen el privilegio de marcharse, la Policía Nacional dicta una serie de recomendaciones para evitar que los amigos de lo ajeno entren en casa a robar. No cerrar las persianas del todo, entregar una llave a algún conocido para que recoja el correo, o no desconectar los diferenciales de la luz y el agua, son algunos de los consejos prácticos para marcharse tranquilos.

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