Manos tendidas, vengan de donde vengan

José Poyatos
Luchar contra la pobreza y la exclusión social es una meta que se marca Cáritas Diocesana en 2010. Precisamente hoy se conmemora el Día de los Sin Techo y el centro que la ONG tiene junto al Convento de Santa Clara funcionar, desde hace tres años que se inauguró, a pleno rendimiento.

El año 2010 tiene un significado muy especial para aquellas personas que no disponen de recursos suficientes para vivir en condiciones “dignas”. Cáritas Diocesana celebra el Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, ya que la realidad de las personas sin hogar constituye una de las caras más dramáticas de la marginación. Precisamente hoy, 28 de noviembre, es el Día de los Sin Techo y el centro que la entidad dispone junto al Convento de Santa Clara funciona a pleno rendimiento para dar acogida a todos aquellos que pasan por malos momentos. Dentro del marco del año europeo, comienza una campaña, que durará cinco ejecicios, contra el sinhogarismo cuyo objetivo es que nadie duerma en la calle. Y es que, según los datos que baraja la organización, cerca de un millón de personas vive, en España, en infraviviendas.

Cáritas Diocesana de Jaén inauguró, el 18 de noviembre de 2009, la Casa de los Sin Techo, después de siete años de intenso trabajo para reformar un edificio del siglo XVI anexo al Convento de Santa Clara. Este espacio está lleno de vida, durante todo el año, gracias a la intensa actividad que se esconde entre sus paredes. En este sentido, el trabajo no sólo se limita a los monitores y voluntarios que, día tras día, tienden la mano a los más necesitados, sino, también, a todos aquellos que allí se alojan. Actualmente están “a tope de capacidad”, situación que se repite a lo largo del año.

Tal y como explican responsables de la organización, hasta ellos llegan los casos que se derivan de las sedes provinciales de Cáritas, de los Servicios Sociales o de las instituciones sanitarias. A partir del momento que reciben la solicitud estudian cada caso de manera pormenorizada para conocer las circunstancias de las personas que necesitan acogida y, una vez determinado que cumplen con todos los requisitos, pasan a vivir en este hogar. El tiempo de estancia, en principio, es indeterminado. La duración de su alojamiento depende, en gran medida, de las circunstancias personales de cada uno de ellos. Por ejemplo, en el caso de quienes tiene algún tipo de adicción a las drogas, su permanencia se puede ver vinculada al periodo de rehabilitación. Independientemente, el objetivo final de Cáritas Diocesana es ayudar a cuanta más gente mejor y conseguir que los más desfavorecidos no se vean obligados a pernoctar en la calle por no tener recursos.

El día a día. Una jornada cualquiera en el Hogar Santa Clara no es, para nada, aburrida. Cuando suena el despertador, en torno a las nueve de la mañana, todos los vecinos de esta “gran familia” empiezan a poner en marcha la maquinaria. Y lo hacen de la mano de Inmaculada García-Campero, directora del centro y Juani Fernández, una de las monitoras. Además, en el inmueble trabajan otras cinco personas, entre las que se incluye la cocinera, y, cada día, reciben a los grupos de voluntarios.

A partir de este momento, cada uno de los once habitantes —no siempre está la casa al completo y, en ocasiones, son menos— ordenan su cuarto y se disponen a bajar al comedor, que, a su vez, hace las funciones de sala de estar para ver la televisión y para desayunar. Un tablón a la entrada de la estancia dispone a la perfección las tareas de cada uno. Algunos ponen la mesa y otros la recogen. Después de llenar el estómago, se establecen los turnos de limpieza y, además, cada uno tiene que hacer sus tareas, como, por ejemplo, lavar su ropa.

Como la diversidad de ocupantes del edificio de Santa Clara es muy amplia, se da la circunstancia de que algunos de ellos son personas en edad de trabajar. En este caso, dedican las mañanas a buscar un empleo y repartir su currículo por las empresas. Después de la hora de comer llega el momento de realizar los talleres, sin duda, uno de los momentos más divertidos del día. Para ello cuentan con la colaboración de grupos de voluntarios que, cada tarde, se acercan hasta el centro. En estos momentos, y con vistas a las Navidades, la principal opupación, como explica Juani Fernández, es la de confeccionar libretas para, después, poder recoger fondos. Además, con motivo del Día de los Sin Techo, han elaborado unos divertidos marcapáginas con un lema alusivo: “28N10 Nadie sin hogar”. Pero la imaginación no queda aquí. Con cartulinas y sin necesidad de tijeras ni pegamento tienen la habilidad de crear figuras que, después, sirven de decoración. “En este caso todavía no nos atrevemos a distribuirlo”, ironiza Fernández.

Y así es como la casa de los sin techo de Santa Clara, con todos lo que allí habitan, se convierte en un espacio de solidaridad y mano tendida para todos aquellos que no tienen los privilegios de la mayoría.
Esperanza Calzado/Diario JAEN

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