La recesión económica todavía se deja sentir en la provincia. La falta de liquidez ahoga a empresas y particulares que, ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos, optan por declararse en quiebra. En lo que va de año, tres familias y diez compañías han decidido declararse en concurso de acreedores.
La crisis también ha dejado sentir sus efectos en la provincia. Se ha instalado en el tejido económico jiennense y parece que ha venido para quedarse durante un buen tiempo. De hecho, en el segundo trimestre del año, el Juzgado de lo Mercantil de Jaén ha registrado trece procedimientos concursales, diez referentes a empresas y otros tres a familias. Se trata de una cifra importante y que ha ido aumentando conforme pasan los años. Por ejemplo, en el año 2008 ninguna familia se vio obligada a recurrir a esta fórmula.
En el conjunto de Andalucía, las familias que se declararon en concurso de acreedores —suspensión de pagos y quiebras por falta de liquidez— en el segundo trimestre de 2010 ascendieron a 41, lo que supone un incremento del 57 por ciento respecto al primer trimestre de 2010, cuando se registraron 26 concursos.
Por sectores, la mayoría de los concursos que se declaran en las empresas hacen referencia al sector de la construcción, uno de los más castigados por la crisis. No sólo hace referencia a las firmas de edificación, sino también a las compañías inmobiliarias.
Estos procedimientos concursales sustituyen a las antiguas suspensiones de pagos y declaraciones de quiebra, después de la aprobación de la Ley Concursal en 2004. ¿Por qué una empresa llega a la situación de ponerse en manos de un juez para echar el cierre? Simplemente, cuando está afectada por una crisis financiera que no permite a la sociedad atender con regularidad a sus acreedores. En este sentido, es el propio empresario el que puede solicitar el concurso e, igualmente, los deudores. Los particulares también pueden optar por esta fórmula si no pueden hacer frente a los pagos y, así, será el Juzgado de lo Mercantil el que se encargue de estudiar las condiciones de la solicitud. Pero, ¿qué sucede cuando se solicita un concurso de acreedores? Sobre el papel, el procedimiento está regulado y es sencillo. El juez nombra a un administrador judicial, que hace un estudio de viabilidad y toma las medidas oportunas. La más común es la venta de los activos de la firma para hacer frente a las deudas contraídas. Sin embargo, en la práctica, el procedimiento es muy largo y engorroso. Puede durar, incluso, varios años, por lo que acarrea, a su vez, una enorme carga de trabajo.
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