El verano, la esperanza de encontrar un trabajo

Hay noticias de actualidad que, de pronto, se convierten en el asunto de conversación en la calle. Pero si hay un asunto que, por excelencia, está en boca de todos ese es el del paro y la crisis. No en vano, Jaén cuenta con más de cincuenta mil personas sin un empleo, y ahora les toca agudizar la imaginación para poder conseguir llegar a final de mes como sea. Si la lista ya es amplia por sí sola, en los meses estivales se acrecienta con los muchos estudiantes que concluyen el periodo lectivo y desean, como se dice de manera coloquial, “sacar unas pelillas”.
Por este motivo, el verano es una cuna de empleo y de actividades que, durante el resto del año prácticamente no se pueden desarrollar. Con el sol de la mañana también madrugan las esperanzas para muchos padres de familia que desean encontrar una ocupación. Este año se da una circunstancia que no se veía en los anteriores. Y es que las actividades retribuidas que tradicionalmente han estado ligadas a los jóvenes, ahora las desempeñan personas de mayor edad. Uno de los trabajos por excelencia es el de socorrista de piscina. Todo el mundo tiene asociada la imagen de un chico de poca edad, con el silbato en la mano, y controlando a los bañistas. Ahora son más los padres, e incluso, madres de familia que optan por esta posibilidad. Así lo confirman los compañeros de profesión de algunas de las instalaciones públicas de la capital que aseguran que cada vez se encuentran con más personas que se preparan expresamente para este puesto y poder salir de las listas del desempleo.

Además, todos los veranos tienen algo en común: hay una serie de profesiones que se hacen más necesarias en esta época del año y que no se pueden realizar en el resto de los meses. Entre ellas destaca la de monitor, en sus múltiples variedades. El contacto con la naturaleza, el gusto por los juegos y la implicación con la educación son características comunes a los que se dedican a esta profesión. Temporal para muchos, vocacional para la gran mayoría. De esta manera, los monitores también son necesarios en los campamentos urbanos, en las escuelas de verano, en las excursiones por los parques naturales y en las ludotecas estivales. En estos casos, los niños pasan solamente el día, pudiendo dormir en sus hogares. A los profesionales se les suele pedir, además de titulación, que conozcan actividades para entretener y educar a los más pequeños de la casa, como la globoflexia, realizar talleres de magia o dirigir algún deporte.

Otra de las puertas que se abren a las personas desempleadas durante el verano son las sustituciones. Debido a que muchos de ellos tienen sus vacaciones en los meses de julio y agosto, varias empresas optan por contratar a personas de manera temporal para poder cubrir estas bajas. Por este motivo, es normal ver en las ofertas de las agencias de trabajo temporal —las que más actividad tienen durante los meses de campaña como el verano o navidad— que solicitan personal para tiempo determinado. Y es que los profesionales del sector son optimistas. Tras dos años en los que la temporada estival no ha supuesto un pico tan acusado en la demanda de profesionales, parece que el verano de 2010 dará alguna que otra alegría al empleo, ya que, según la firma de recursos humanos Randstad, las compañías vuelven a solicitar trabajadores para hacer frente a sus necesidades de producción y servicios. De hecho, los últimos datos de la empresa apuntan ya a un cambio de tendencia. Pero, de la misma manera que hay oferta, hay demanda, porque, según las estimaciones, hay sesenta y ocho candidatos interesados de media para cada oferta de empleo que se genera.

Por último, la posibilidad de viajar es otro de los grandes atractivos de estos meses. De hecho, son muchos los jiennenses que emigran a las zonas costeras para poder trabajar de camareros en la temporada alta del negocio de la hostelería. Los hay que prefieren emigrar al extranjero y aprovechar la oportunidad para aprender un nuevo idioma, requisito que prácticamente es indispensable en el momento de encontrar un puesto de trabajo. Otros tantos, finalmente, se desplazan hasta otros puntos del país para cubrir las tradicionales bajas que se producen en esta época.

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