Acabo de llegar de pasar unos intensos días de visita por Barcelona y no puedo dejar de hablar de las compañías aéreas y de las penurias que, de vez en cuando, te hacen pasar. Sí, sí. No son conscientes del efecto que tienen en el ciudadano, no sólo en la agenda planificada sino en su estado mental, ante la indefensión en la que nos encontramos ante ellas. Por no mencionar que esto del aeropuerto Granada Jaén es, en pocas palabras, una auténtica estafa.
No hay nada mejor para los huelguistas que fastidiar al ciudadano de a pie que no tiene culpa de nada. Es, sin duda, la mejor manera de cabrear al Gobierno. El pasado jueves, los controladores aéreos franceses decidieron no ir a trabajar para reclamar una mejora de las condiciones en sus empleos y protestar contra el plan de recortes galo. Lo que se supone que es un problema del país vecino afecta a toda Europa de manera que el vuelo que yo tenía que coger a las ocho al Aeropuerto Granada Jaén se retrasó una hora y media. Nadie nos informó de nada, ni azafatas ni megafonía y sólo nos restó tener paciencia. En nuestro caso el retraso no era exagerado porque la linea que opera a Menorca y que salía a las diez de la mañana, a las ocho de la tarde todavía no había salido.
Son las nueve y media de la noche y estamos montados en el avión. El aparato enfila la pista de despegue y cuando está a punto de hacerlo apaga sus motores y nos indican por megafonía que deben volver a la terminal porque se han dejado el compartimiento de las maletas abierto. Como comprenderéis, ¿qué confianza te inspira un piloto que ni siquiera sabe cerrar un maletero? No contento, lo que se supone que era una simple maniobra de vuelta a las instalaciones da un susto a los pasajeros con un importante frenazo y los hay que ya piden pastillas tranquilizantes al personal de sobrevuelo porque no se ven con fuerzas de soportar el trayecto.
Solventados estos problemas y, como ya he dicho, sin inspirar ni tranquilizar al pasajero, iniciamos el rumbo a Granada Jaén, donde aterrizamos a las once y cuarto de la noche. Yo vivo en Jaén y se supone que compro un billete al aeropuerto de mi provincia. Pues bien, la gran estafa del Granada Jaén hace que si llegas más tarde de las diez de la noche te quedes tirada como una colilla porque no tienes forma humana de volver a la tierra del olivo si no es con un taxi o alguien que te vaya a recoger. Esto es lo que me pasó a mí. Tuvo que buscar un sitio donde dormir con el correspondiente desembolso de dinero que supone. Así que, ahora, yo me pregunto. Señores de la administración, ¿van ustedes a hacerse cargo de los gastos que ocasiona al ciudadano viajar al Aeropuerto Granada Jaén? Se suprimió el transfer (autobús que conecta la terminal con la capital del Santo Reino) por falta de pasajeros. Tal vez, tenga algo que ver que nos han vendido la moto como a chinos. La próxima vez que se dispongan a ponerse una medalla, al menos, tengan la decencia de que la estafa no sea del todo evidente.
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