El futuro del periodismo digital
Por ALBERTO ECHALUCE

El periodismo en Internet se debate, en estos momentos, entre la aceptación del público y los recelos de los medios tradicionales. Después de un período de semieuforia ahora se está pagando el que no se contase con modelos de negocio claros y objetos en los periódicos digitales. Muchos de ellos aparecieron en la red por cuestiones de imagen, con mucha indefinición, y con claras incertidumbre. Como decía un artículo del suplemento Ciberpaís, “al igual que un adolescente duda si es aceptado por los demás compañeros cuando empieza a tomar concierncia de su propia existencia, el periodismo en línea sigue obsesionado por la falta de aceptación”, aunque la realidad es más bien que es su escasa rentabilidad lo que ha afectado al devenir de las empresas digitales.
Su difícil situación económica contribuye a la incertidumbre, pero, además, quienes se dedican a dar noticias por la red sufren al no ser reconocidos por sus colegas de profesión aun cuando lo son por el público. Un estudio realizado por la estadounidense Online News Association (ONA) muestra que los usuarios aceptan las noticias en línea como una fuente más de información. Valoran sobre todo la frescura de las noticias. Un 13% afirma que confía más en ellas. A la inversa, los profesionales no las consideran tan fiables: los periódicos siguen siendo las fuentes de mayor credibilidad (95%).

De ahí que se hable mucho sobre los desafíos que conlleva perseguir modelos de negocio en Internet basados en el cobro de los contenidos. Los altos costes de producción y las bajas posibilidades de monetización, han elevado las dudas sobre su viabilidad en el tiempo, más aún en un entorno hostil para obtener financiación y un retroceso considerable de los ingresos por publicidad.

Modelos para el cobro de contenidos:

Sin embargo, no todo son malas noticias. En primer lugar, el cierre de miles de compañías de Internet supondrá una disminución marcada de la competencia en prácticamente todas las categorías. Esto permitirá a las supervivientes comenzar a modificar su estrategia de marketing, antes basada casi exclusivamente en la captación de nuevos lectores (cuota de mercado), para lo cual habían optado por ofrecer servicios de forma gratuita. En la actualidad, dada esta menor competencia, estas compañías han optado por comenzar a cobrar ciertos servicios/contenidos dirigiendo la estrategia de marketing hacia la fijación de precios, benchmarking y fidelización de usuarios.

De la euforia se pasó a la crisis en Internet, pero la situación de los medios de comunicación digitales se encuentran hoy en una situación de “euforia comedida”. No ha habido crisis en el número de usuarios y de lectores de los medios digitales –que de hecho sigue creciendo-, sino en cuanto a la rentabilidad de las empresas que los editan. Si algo está en crisis en cuanto a su relación con los lectores y la sociedad, es el periodismo tradicional.

Lo que sí está claro es que para que los contenidos tengan algún tipo de valor y el usuario piense en pagar por ellos, deberán contar con alguna o varias de las siguientes propiedades:
Calidad contrastada.

Que sea una información escasa en Internet.

Información muy específica (dirigida a sectores profesionales, por ejemplo).

Perecedera. El valor de ese contenido depende de su inmediatez (cotizaciones).

Personalización y segmentación del contenido dependiendo del perfil recogido del usuario.

Protegida por Derechos de Autor.

No obstante, el proceso de transición desde los contenidos gratuitos hacia contenidos pagos no será ni lineal, ni fácil, y todavía encontrará muchos obstáculos en el camino, tales como la piratería, la falta de un ente de evaluación y clasificación independiente o las reticencias del usuario a pagar por un contenido que siempre ha conseguido gratis. Sin embargo, existen diferentes circunstancias que mejorarán las perspectivas de los negocios online basados en el cobro de contenidos:

El aumento de la conexiones por banda ancha, especialmente en España, hará que se abran nuevas perspectivas para negocios de pago como los juegos online, la música digital, el vídeo bajo demanda, etc.

El surgimiento de nuevas modalidades comerciales (adopción de los sistemas de micropagos para importes muy pequeños).

La menor competencia derivada de la escasez de ingresos que proporciona la publicidad en Internet, que no cubre los costes de producción.

En segundo lugar, las compañías tradicionales que en un primer momento debieron ofrecer sus servicios/contenidos de forma gratuita por la competencia de los nuevos jugadores (las punto com), han impulsado el cobro de los contenidos. A medida que el mercado de capitales se secaba, las empresas tradicionales (brick & mortars) no vieron con tan buenos ojos canibalizar sus canales de distribución off-line de forma gratuita y han sido una de las pioneras en perseguir el cobro de servicios/contenidos.

Existen dos grandes modalidades para monetizar los contenidos:
La primera es mediante el cobro de una suscripción. Las compañías en su mayoría han optado por incluir ciertos contenidos gratuitos y otros de pago. A esta última categoría se la suele llamar "Premium" o "Restringida". Un ejemplo claro han sido los diarios Wall Street Journal (EEUU), Expansion (España), Gazeta Mercantil (Brasil) y Ámbito Financiero (Argentina), entre muchos otros, quienes cobran una suscripción mensual/anual para acceder a las zonas restringidas.

El segundo caso, basado en el nivel de consumo, es la modalidad de pago por uso que relaciona el cobro con el nivel de consumo de los usuarios.

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